El ritual
Terminaba otro año, acababa como todos, con alegría forzada, con la esperanza agotada ycon el deseo de que las cosas pudieran cambiar a mejor... otra vez sin cumplir.
Comienza el ritual, las uvas, las campanadas, no podía dejar de mirar esos ojos cansados, ojos empequeñecidos por el tiempo y por la vida, pero todavía llenos de luz.
Mi único deseo era poder seguir mirándolos otro año mas y que al cruzarse con mi mirada me sonriera.
Algún día su silla estará vacía, eternamente vacía y no podré mirar sus ojos, eso duele...
- Te quiero mama, feliz año, a por otro mas, y van 92,.-va a ser un año olímpico.-le dije sonriendo.
.- Eso espero, me contestó.
1 comentario
Virginia -
No vamos a poder celebrar con mamá su año olímpico