Tejidos y confesiones1ª parte
Eran las 5 de la tarde,comenzaba el ritual cotidiano, las vecinas de la tienda de mi madre sacaban sus sillas de Anea ,el ganchillo ,las agujas de punto y se hacia el silencio, en toda la calle solo se oía a "Lucecita" por Guillermo Gautier Casaseca.
Eran tardes de calma, de olor a Nocilla y bollo del "horno la Emilia ", tan solo interrumpidas por algún vecino que se le ocurría siempre a esa misma hora, comprar su paquete de Ideales, cosa que molestaba solemnemente a la estanquera, la cual era fiel seguidora de la radio novela, y siempre decía ,.-ya viene este a fastidiar ¡Redios! como si no hubiera otro rato pa comprar los ideales,.-¡ala ya he perdido la cuenta del punto! 2 del derecho 1 del revés....
En aquella época mi madre tenia una tienda de tejidos y confesiones donde las mujeres del pueblo abrian su monedero y su corazón y le contaban sus penas y alegrias.
Se vendía desde Calzoncillos Marianos(los mejores para "el Campo"), hasta sábanas de la viuda de Tolrá , que compraban las mujeres "pa completar el ajuar" ; a mi cada vez que mi madre nombraba a la viuda ,me daba una pena tremenda ,me imaginaba una mujer vestida de luto riguroso , sentada, y llorando entre un millón de sábanas bien plegadas en medio de una nave inmensa,de la fabrica textil, que le habia dejado su marido al morir, y no me parecia de muy buen gusto comprarlas para regalo de bodas , yo desde luego no quería ninguna para mi ajuar.
Mi perro "Cyrano" nombre que le puso mi padre irónicamente, (pues era un Boxer color canela) dormitaba debajo del perchero de las batas estampadas, "de estar por casa", uniforme de moda de las mujeres de mi pueblo, para salir a la compra.
María la vecina bajaba por la calle despotricando, pues segun ella, mi madre le había vendido una cafetera donde no salia el café.....
.-He hecho todo lo que me has dicho y nada que no sale.
.-¿Has puesto el agua?
.-si
.-¿has puesto el café?
._si
.-pues no lo entiendo .-dijo mi madre.
Mira he puesto el agua ,el café y la he puesto encima de la mesa , llevo 1 hora mirando la cafetera y ¡ que si quieres arroz Catalina!
.- ¿pero no la has puesto al fuego?
Pues no maña , eso no me lo dijiste .
¡Redios! pues si que estamos bien .-dijo otra vez la estanquera; Mi madre no salia de su asombro y a lolita, la de los ultramarinos, le entró tal ataque de risa que se cayó de la silla y entre todas no la podíamos levantar, tuvo que marcharse a casa, porque se meo de la risa, recogimos las sillas ,el ganchillo,y yo me quede en la tienda con Cyrano haciendo guardia, mi madre se fue con María a tomar un café a su casa ,para hacerle una demostración in situ ,pues entonces no existían las teletiendas, pero yo, por suerte, si tenia " La Tienda en Casa".
Carmen Castán
6 comentarios
Mercedes Comeras -
Gloria Mainar -
Nosotros tardamos en tener televisión, la radio era imprescindible mientras mi hermana Pili hacia jerse
Ana García Serrano -
Anónimo -
josan -
Le dí la web. a Javier Soria, y me dijo por teléfono que tu página estaba muy bien hecha, conforme empezaba a leer el relato, se iba tronchando de risa.Un beso a todos.Josan.
julia -