UN INSTANTE DE FELICIDAD; UN OASIS EN EL DESIERTO
Debe ser la incipiente primavera,
las palabras se han vuelto claras
y las imágenes muestran una ciudad
despierta, con las caras de las personas
completamente resplandecientes y vivas.
En este momento reina el optimismo,
aunque es lunes y hubo que quitar
una preciosa hora a nuestro devenir cotidiano.
Se aprecian sonrisas y unas tremendas ganas
de sentir y de amar sobre todas las cosas.
Atrás han quedado los días de la lectura,
de la meditación profunda y la búsqueda
de las causas de tanta injusticia en el hombre.
Han pasado tantas cosas que quiero mirar
a otro lado sin el remordimiento del cobarde.
El mundo se ha roto por tantos sitios...
Pero hoy no puedo evitarlo,
me invade la felicidad y el ansia.
Puede que sea la preciosa chica
de la melena oscura y ese jersey
blanco que tan bien le sienta.
Puede que la primavera me haya
convencido de que los auténticos
hombres son quienes gritan al mundo
su amor por el aire. Un amor sincero
por una muchacha y por todas las cosas.
Hoy no me duele la vida,
me siento parte de este pequeño instante.
Me siento libre en el amor, en la ternura...
y en el terrible sufrimiento que padecen
tantos seres humanos que no conozco.
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